Las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME) en América Latina aportan hasta el 50% del Producto Interno Bruto y más del 70% del empleo. Por esta razón, los gobiernos deben preocuparse por mejorar su proyección en el mercado.
Lastimosamente, los administradores de estas empresas no reciben formación o consultaría empresarial.
Otra de las características es que casi el 90% son de empresas familiares.
Dependen mucho del mercado interno, es decir que se mueven por medio de consumidores locales. Y también les toca competir con grandes empresas, que les ganan en calidad y precios.
Todos esto puede ser superado con una buena asesoría.