A punto de desaparecer. La impotencia invadió el corazón de Eliécer Amaya cuando se enteró de que el negocio de la venta de gallina de patio que heredó de su padre, hace 50 años, tiene sus días contados.

A él le informaron que con la construcción del segundo tramo de la Cinta Costera, tenía que desalojar el área que ocupan él y otros pequeños comerciantes desde hace muchos años, frente al Muelle Fiscal, en el Terraplén.

Explicó que las gallinas son traídas por los revendedores que van a comprarlas en los campos de la provincia de Herrera y Los Santos.

Además venden patos, palominos, huevos de gallina de patio, pavo y pollos de patio que son muy apreciados por sus clientes.

Pero no solo Eliécer está preocupado, pues los otros 15 vendedores que hay en el lugar ven su futuro incierto al no saber a dónde los reubicarán.

Además de estos vendedores, los revendedores de las aves y los campesinos que las crían en el interior, y que viven de esta actividad, se verán afectados.

Las gallinas de patio se venden a B/1.50 la libra, al igual que los patos, pavos y pollos. Los palominos cuestan B/4.00 cada uno y los huevos de patio B/2.00 la docena.

Estos humildes panameños lo único que desean es que las autoridades les digan qué van a hacer con ellos y que les aseguren que si los van a reubicar, que sea en un buen lugar para estar tranquilos, porque se trata del pan de sus hijos.

Manifestaron que no se oponen al progreso del país, pero que no es justo que después de 50 años no sean tomados en cuenta y sean sacados de buenas a primeras.

Mientras llega el desalojo, continuarán vendiendo sus aves de corral a las personas que a diario visitan su local, en especial a los asiáticos y santaneros que son sus mejores clientes.

AFECTADOS

Unas 70 familias viven de forma directa e indirecta de la venta de las aves de corral que se venden en El Terraplén.