
Una palmadita: A veces los hijos necesitan un palamada en la espalda; otras, una palmada más abajo. En el banco, Dios rompe la rebelión y enseña paciencia. Aplíquelo.
Una palmadita: A veces los hijos necesitan un palamada en la espalda; otras, una palmada más abajo. En el banco, Dios rompe la rebelión y enseña paciencia. Aplíquelo.
Una palmadita: A veces los hijos necesitan un palamada en la espalda; otras, una palmada más abajo. En el banco, Dios rompe la rebelión y enseña paciencia. Aplíquelo.
Evite los gritos: El entrenador indica que las veces que tuvo que levantar la voz, jamás les gritó. Eso hubiera sido estimulación artifical y su efecto no dura mucho.
Sin privilegios: Niegue privilegios a sus hijos antes que aplicar castigo físico. Quíteles porvarios días eso que tanto les gusta hacer y al tiempo verá los resultados.
Una palmadita: A veces los hijos necesitan un palamada en la espalda; otras, una palmada más abajo. En el banco, Dios rompe la rebelión y enseña paciencia. Aplíquelo.
Evite los gritos: El entrenador indica que las veces que tuvo que levantar la voz, jamás les gritó. Eso hubiera sido estimulación artifical y su efecto no dura mucho.
Sin privilegios: Niegue privilegios a sus hijos antes que aplicar castigo físico. Quíteles porvarios días eso que tanto les gusta hacer y al tiempo verá los resultados.
Una palmadita: A veces los hijos necesitan un palamada en la espalda; otras, una palmada más abajo. En el banco, Dios rompe la rebelión y enseña paciencia. Aplíquelo.
Evite los gritos: El entrenador indica que las veces que tuvo que levantar la voz, jamás les gritó. Eso hubiera sido estimulación artifical y su efecto no dura mucho.
Sin privilegios: Niegue privilegios a sus hijos antes que aplicar castigo físico. Quíteles porvarios días eso que tanto les gusta hacer y al tiempo verá los resultados.
Una palmadita: A veces los hijos necesitan un palamada en la espalda; otras, una palmada más abajo. En el banco, Dios rompe la rebelión y enseña paciencia. Aplíquelo.
Evite los gritos: El entrenador indica que las veces que tuvo que levantar la voz, jamás les gritó. Eso hubiera sido estimulación artifical y su efecto no dura mucho.
Sin privilegios: Niegue privilegios a sus hijos antes que aplicar castigo físico. Quíteles porvarios días eso que tanto les gusta hacer y al tiempo verá los resultados.
Una palmadita: A veces los hijos necesitan un palamada en la espalda; otras, una palmada más abajo. En el banco, Dios rompe la rebelión y enseña paciencia. Aplíquelo.
Evite los gritos: El entrenador indica que las veces que tuvo que levantar la voz, jamás les gritó. Eso hubiera sido estimulación artifical y su efecto no dura mucho.
Sin privilegios: Niegue privilegios a sus hijos antes que aplicar castigo físico. Quíteles porvarios días eso que tanto les gusta hacer y al tiempo verá los resultados.
John Wooden (1910-2010) fue un entrenador de baloncesto estadounidense considerado el mejor de la historia de la NCAA (National Collegiate Athletic Association), gracias a los 10 campeonatos conseguidos con su equipo de toda la vida, los UCLA Bruins, entre 1964 y 1975. Es miembro del Salón de la Fama del Baloncesto como jugador (1961) y como entrenador (1973), algo que solamente han logrado además de él Lenny Wilkens y Bill Sharman.
Jay Carty jugó para Los Ángeles Lakers y fue parte del equipo de entrenamiento de John Wooden en UCLA. Por 25 años ha dado conferencias de manera itinirante y escrito ocho libros.
Uno de esos libros, que escribe junto a John Wooden, se titula ‘Entrenamiento personal de liderazgo’. Todos sus capítulos contienen una enseñanza, pero hay uno en especial que habla sobre estar en el banco de suplentes.
En él, Wooden escribió sobre cómo mantiene a un excelente jugador en el banco, aunque signifique perder varios juegos, solo para moldear malas actitudes. Y al final se convierte en uno de los mejores. Se trata de desarrollar campeones dentro y fuera de la cancha.
La disciplina siempre tiene el mejor interés, pero cuando no lo lograba, Wooden hacía salir a los jugadores de la práctica o los mandaba a la banca.
De acuerdo con Jay Carty, es la misma manera como trabaja Dios. Si fallamos, nos encontraremos en su banco de suplentes y podemos decidir si queremos jugar, estar en el banco o renunciar. Si no seguimos, ni siquiera vamos a ser parte del equipo, indica Carty.
Disciplina
Los jóvenes de hoy también necesitan experimentar un poco más de disciplina.
El obejtivo principal de la disciplina de Dios es ayudarlos a tomar las decisiones que le convienen.
No piensen que Dios los castiga, pero sí usará las circunstancias y consecuencias de la vida para moldearlos.
Al igual que el entrenador Wooden, Dios prefiere que ustedes mismos se disciplinen, pero Él lo hará si es necesario.
Es mucho más fácil disciplinarse ustedes mismos, así no se perderán ningún partido.