Si tiene dos o más hijos o muchos vecinitos, seguramente sabe lo que es la vida en el campo de batalla. Es normal que los niños se peleen de vez en cuando y también que intervenga si es necesario, aunque a veces es mejor dejar que ellos solos resuelvan sus conflictos. Pero, ¿hasta dónde dejarlos gritar o pelear? ¿Cuándo debe poner un alto? A continuación consejos para controlarlos cuando esto sucede.
Permita que los niños expresen su ira con palabras para que se desahoguen, pero debe quedarles claro que no deben lastimar a nadie ni destruir nada. Cómpreles una pera de boxeo para que se desahoguen golpeando algo resistente. Para tranquilizar a un niño encolerizado, así como a un adulto, debe esperar unos minutos a que se le pase un poco el coraje y pueda escucharle. Si el niño es muy desordenado, háblele al oído; de esta manera, a lo mejor el niño trate de escuchar lo que le dice y deje de gritar. Cuando dos niños se estén peleando a golpes, abrace al niño peleón, esto le dará confianza y lo ayudará a decir lo que le está molestando. Si va un amiguito de visita a su casa, para evitar una discusión con su hijo fije con los padres del niño la hora exacta en que van a recogerlo, comuníqueselo a su hijo y así se ahorrará discusiones o enojos. Si dos niños se pelearon, cuando se haya interrumpido la pelea obligue a los dos a que se pidan disculpas y se abracen. Nunca avergüence a su hijo regañándolo enfrente de sus amiguitos o de otras personas. Si el niño se portó mal, espere a que esté a solas con él, y entonces hágale ver en qué falló. Evite lo más posible el aburrimiento de los niños, ya que se ponen de mal humor y empiezan a pelear casi instantáneamente.
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