Ahora que pasó el jolgorio, a pesar de que se mantenga el humo de tanto cohete quemado, nos damos cuenta de que los problemas nacionales siguen ahí y que tenemos la urgencia de resolverlos.
El más grande de todos tal vez sea el del precio del combustible, con su secuela de precios altos y desempleo. Otro es el de la seguridad, que se mantiene tan filoso e incómodo.
Se le acaba el tiempo de sus primeros cien días al Gobierno. ¿Qué hará?
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