Lucha por su familia. Sus manos y sus pies están atrofiados, producto de una artritis que le ha robado su movilidad.
Sentada en el piso de madera de su humilde casa, Yaneth De Gaiza Cabrera, de 36 años, se la pasa cosiendo cestas de chunga (artesanías tradicionales de los Ngöbe Buglé), para poder subsistir.
Aunque cada puntada deja adolorida sus manos, ella no para, porque sobre sus hombros recae la responsabilidad de cuatro hijos menores de edad: Sadán, de 15 años; Franklyn, de 11; Jesenia, de 10, e Isaac, de 5. Ismael, de 21 años, la ayudaba con los gastos, pero en este momento no tiene trabajo.
DE NADA
Las limitaciones son muchas, no tiene baño, televisión para entretener a Isaac, su casa se moja y le gustaría tener una nevera y poder vender bolis, para así obtener unos reales.
Yaneth se arrastra por la casa y su estufa está en el piso para poder cocinar. Su fiel compañerito, Isaac, es quien la ayuda, pero teme que sufra algún accidente por las condiciones en que viven.
Le preocupa el hecho de que se siga enfermando, porque los pies se le hinchan, y como no tiene dinero no puede ir al médico.
INCOMODO
En su casa, sólo hay un colchón donde duermen sus vástagos; ella lo hace en el suelo. Además, hay pocas cosas.
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