Con su danza de fuerte zapateo al son de las castañuelas, los Diablicos Sucios recibieron aplausos y gritos de ¡bravo! (Foto: Carlos Ortega / EPASA)
Rosalina Orocú M.
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Ojos y oídos estuvieron de fiesta.
En el Teatro Nacional tuvo lugar la noche de este viernes un derroche de talento, donde cerca de cincuenta bailarinas y bailarines hicieron entrega de un espectáculo donde el folklore panameño era el plato fuerte.
"Gala Folklórica", a cargo de "Panamá, Música y Danza", que dirige Edmundo De La Cruz, rindió tributo a lo vernacular: a los bailes y música folklórica, al traje típico, a los instrumentos (como el tambor y la mejoranera) a la décima, a cantalantes, decimeros, tamborileros...
Porque la fiesta no estaba completa sin él, también hubo Pindín. ¿El escenario hipotético? El Jardín El Vacilón, donde, no faltó el alcohol (guarapo Mechi Negro y Ron rajatabla), el borracho, el infiel que "echaba su canita al aire", la mujer engañada y furibunda a la que el marido no le ha pagado la pensión y va a buscarlo con una cadena de chiquillos, la riña, el tongo y todo el jolgorio propio de una noche de pindín.
Vaya que sí terminó el festejo con broche de oro: las Reinas de Calle Arriba, Calle Abajo, las murgas y vistosos y lujosos carros alegóricos.
Luego, un Edmundo De La Cruz que no cabía en el pellejo, salió al escenario para ser aplaudido a rabiar por un público que disfrutó cada minuto del espectáculo y valoró tan gran esfuerzo y demostración de talento artístico.