Su filosofía de la vida es el que persevera alcanza. Ramón Hidalgo mira el mundo con entusiasmo, por lo que siempre le encuentra el lado amable a cada día y a cada cliente.
Ramón, con una sonrisa en la que se aprecia un diente de oro, se dedica a la carnicería en el Mercado de San Felipe, donde asegura que siempre tendrá precios módicos para quienes se acerquen a su puesto de venta.
La libre oferta y demanda es su fortuna y aunque afirma que la competencia es feroz y que hay que ser un tiburón para poder lograr excelentes ganancias, sabe que las palabras son su principal atractivo, por eso usa la labia para atraer.
Felizmente casado, sueña con darle a su hijo pequeño un gran futuro, por lo que siente que su pequeño será un hombre próspero que brillará en lo que estudie, porque con su trabajo le está dando un buen ejemplo.
Apreciado por sus compañeros, pide a todos los panameños que se acerquen para que vean lo que es un buen corte de carne.
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