Saboreando el éxito de sus esfuerzos
La comunidad de Puerto Lara pertenece al corregimiento de Santa Fe, distrito de Chepigana. (Foto: Omar Batista / EPASA)

Rosa Guizado | DIAaDIA

Tienen ingenio, destreza, ganas de trabajar y se han organizado. En Puerto Lara, los wounnan superarán artesanales métodos de pesca con la ayuda de motores fuera de borda.

Daniel Opúa es uno de los integrantes de la Asociación de Productores Agropecuarios de Puerto Lara, provincia de Darién.

Es un hombre capaz de transformar un pesado tronco, en un bote que le permite a la organización, hacerse a la mar.

A este indígena le toma un mes hacer un bote. Como ya no tienen buena madera, deben comprarla; pagan hasta 100 balboas por un tronco de espavé.

Un bote, que se cura con diésel, puede durar hasta 10 años. Aunque no es frecuente, hacen botes y los venden a 600 balboas.

Los productores y pescadores sienten que con el trabajo en grupo la situación ha ido cambiando y esto les ha permitido obtener apoyo.

Recientemente se inauguró en Puerto Lara un centro de acopio que beneficiará a unos 17 asociados que por semana extraen unas 2, 000 libras de pescado. Parte de este cargamento lo comercializan en Santa Fe.

"Cuando vamos de pesca comemos filete fino, corvina. Llevamos arroz, pailas y cinco tanques de agua para que nos dure los tres días que pasamos en el mar. El trabajo es grande y uno necesita", dice Opúa marcando una sonrisa y una reflexión.

Recientemente la Autoridad Marítima de Panamá, con el respaldo de la Misión Técnica de Taiwán, entregó a los miembro de la asociación, tres botes, tres motores fuera de borda, nueve redes de enmalles, dos motos, dos congeladores, dos tinas en insumos varios.

Los indígenas tienen que caminar hasta dos horas para abordar un bus y es difícil transportarse, por lo que Opúa se siente confiado en aprender pronto a manejar las motos que les permitirán vender sus pescados y mariscos más rápido.

El progreso en el poblado no sólo huele a marisco, sino también a un rico pan que hacen y venden los indígenas.

Un orgulloso Silverio Quirós muestra el pan, pudín y bizcocho esponjoso que diariamente hornean en una estufa a gas. Trabajan de lunes a sábado y amasan unas 18 libras de harina por día.

Llevan cuatro meses con el negocio y les va bien.

Cerca donde trabaja Silverio, y en una parcela, encontramos a la señora Amalia, quien nos ofrece un rico dulce de zapallo.

Ella, en compañía del señor Wilfrido Quirós y otros 13 integrantes, cultivan lo que esperan sea la segunda cosecha en una parcela demostrativa donde hay pepino, tomate, repollo, melón, zapallo, lechuga, habichuela.

Técnicos del Ministerio de Desarrollo Agropecuario y los taiwaneses les ofrecen asistencia y los guían en un proyecto que tiene como fin que aprendan a cultivar y consumir hortalizas. A corto plazo, también podrán vender sus productos.

Una sonriente y astuta Amalia venció la negativa de los niños de consumir el zapallo preparado en forma tradicional. Aprendió a hacer un dulce que es la delicia de los pequeños, los que consumen un producto rico en vitaminas A, C, E y del grupo B, además de ser un antioxidante y un aliado para prevenir el cáncer y otras enfermedades degenerativas.

Los trabajadores wounnan han saboreado el éxito de su esfuerzo y ahora esperan que el MIDA les ayude para incursionar en la cría de pollos.

Así lo solicitaron y el ministro Guillermo Salazar se los prometió.

ACCESO

El acceso a Puerto Lara es difícil, los wounnan caminan hasta dos horas para abordar un bus.

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