Pablo Montero sacó su "yo" interno. Imagínense que el cantante resultó ser un verdadero ogro, pues insultó a diestro y siniestro a un grupo de mariachis que amenizaba una fiesta privada.

Al parecer, los cantantes se negaron a continuar amenizando el fiestón, porque se les había acabado el contrato, cosa que no le agradó a Pablito, que en medio de una acalorada discusión, se le deslizó una mano cuando, accidentalmente, se abrió una puerta del carro y quebró el vidrio sin querer. ¡Sí, claro! Bueno, al final, Pablo pagó por su error y los mariachis se marcharon insultados y con un vidrio roto. ¡Qué tal!