El abuso infantil se define como contactos o interacciones sexuales entre un niño(a) y un adulto con el propósito de gratificar sexualmente al perpetrador(a) u otra persona.
El abuso sexual no solo incluye contacto físico (penetración, manoseos, sexo oral), sino también la explotación a la cual se exponen con la prostitución o exposiciones visuales (películas pornográficas, revistas o actos sexuales entre adultos).
Por lo convulsionado y complejo de nuestra sociedad, los padres nos vemos obligados a pasar mucho tiempo fuera del hogar; tiempo que no dedicamos a la formación y orientación de nuestros hijos; a conversar con ellos y lograr que depositen en nosotros toda su confianza y nos comuniquen sus inquietudes.
Podemos estar frente a un caso de abuso sexual y el niño silenciosamente lo soporta, ya que por temor no revela dicha situación.
Los perpetradores también pueden ser las personas encargadas de cuidarlos, vecinos o cualquier extraño.
Signos
Los niños pueden presentar signos y síntomas que aisladamente no orientan hacia el problema como son:
Ardor al orinar
Picazón en área genital
Dolor abdominal crónico
Constipación, enuresis.
Otros hallazgos sí son evidentes como: lesiones genitales o anales (laceraciones, sangrados, secreciones) o enfermedades de transmisión sexual.
Esté alerta con su hijo, Revise a los más chicos y converse con los grandes
Por todas las razones expuestas, nosotros los padres debemos estar alerta. A los lactantes y niños pequeños, debemos revisarlos diariamente, participar en su aseo y cambio de ropas y pañales. A los niños mayores, hablarles acerca de sexualidad, haciendo énfasis en que sus partes genitales son íntimas y que nadie tiene derecho a tocar o introducir nada en las mismas. Todo esto debemos realizarlo a pesar de lo agotadora que pueda ser la jornada laboral.
El niño debe ser llevado al pediatra si hay sospecha de abuso sexual.
El diagnóstico no es fácil, ya que los niños víctima de abuso sexual pueden tener una amplia gama de síntomas. Se requiere de un alto índice de sospecha en base a la historia clínica y hallazgos físicos.
El manejo es multidisciplinario e incluye pediatra, paidopsiquiatra, psicólogos, trabajadores sociales, ginecólogos, enfermeras, entre otros. Dependiendo de la edad del niño, se creará el ambiente propicio para la entrevista y el examen físico.
El menor debe recibir tratamiento médico por las lesiones que presente y tratamiento psicológico para intentar reparar los daños causados en su persona y minimizar los efectos negativos y secuelas que estos puedan ocasionar en su crecimiento y desarrollo.
Qué hacer ante la sospecha
El reporte a las autoridades competentes es obligatorio para hacer las investigaciones pertinentes y que recaiga sobre el agresor todo el rigor de la ley para que cumpla su pena.
Es importante la comunicación con nuestros hijos y la supervisión de las personas encargadas de cuidarlos.