Hace unos días me tocó entrar a un almacén y me sentí en el Polo Norte, rodeado de duendes y hasta nieve cayendo del techo.
Yo me preguntaba, ¿no estamos en plena fiestas patrias?, todavía falta celebrar el 10 y el 28 de noviembre, dos de las fechas más emblemáticas de nuestra historia.
Luego de eso, llegué a la reflexión que cada año es más común ver cómo el comercio se desespera por llenar sus escaparates con lo último en decoración para las fiestas de fin de año y los juguetes más novedosos para aumentar sus ventas. Eso es comprensible, pues durante el mes de diciembre el comercio recauda la mayor parte de sus ingresos.
Ahora yo me pregunto, ¿dónde queda el amor a la Patria? Lo cierto es que sin apego a lo nacional, es difícil sentirse identificado con Panamá.
Todo tiene su tiempo, los Carnavales, Semana Santa, fiestas patrias y fiestas de fin de año, cada una de ellas se celebran con una finalidad clara y que llenan de emociones y sentimientos de distintas clases.
Noviembre es la época del año destinada para ser y sentirte panameño, para salir a las calles y rendir homenaje a lo nuestro y más allá, la oportunidad anual para que los más pequeños aprendan de la bandera, el Himno y los símbolos que nos identifican.
Eso es lo ideal, pero no, cada vez es más evidente que la Navidad y su enorme peso comercial le roba espacio y tiempo a fechas importantes como el 28 de noviembre, especialmente en las pantallas de nuestros tele visores, en donde la avalancha de promociones, de sonrientes Santa Claus y ráfagas de nieve son el plato diario hasta el 6 de enero.
No quiero sonar fuera de lugar, pero debemos respetar el mes de noviembre en su totalidad, pues cada día que pasa le robamos la única época del año destinada a rendir homenaje a nuestra identidad.
Amigos, los invito a celebrar lo que hace falta de las fiestas patrias, y si creen que no hay nada que esperar, se equivocan, aún puede disfrutar del Desfile de las Mil Polleras el 27 de noviembre en Las Tablas y el 28 de noviembre, fechas en las que puede celebrar con orgullo, el ser panameño.