Todo parece un sueño


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Coraquito y su familia nunca pensaron que sus vidas cambiarían en Curundú. Se apoyan con la venta de productos.

Fotos: R. BARRIOS/ E. LEMON

  • Todo parece un sueño

    Coraquito y su familia nunca pensaron que sus vidas cambiarían en Curundú. Se apoyan con la venta de productos.

    Fotos: R. BARRIOS/ E. LEMON

  • Todo parece un sueño

    Los niños caminan felices por el barrio.

  • Todo parece un sueño

    Hay mucha vigilancia de la Policía.

  • Todo parece un sueño

    Este es el apartamento de Coraquito.

  • Todo parece un sueño

    “Me siento muy bien, porque el cambio se siente en Curundú. Esto es lo máximo y la gente se está portando bien”.

    Dora Ovalle

  • Todo parece un sueño

    “Gracias a Dios estoy muy bien en este barrio. La gente ha cambiado mucho, otros aún no lo hacen”.

    Sofía Moreno

  • Todo parece un sueño

    “El cambio está muy bien, gracias a Dios. Lo único malo que algunos vecinos hacen mucha bulla todo el día con sus radios”.

    Victoriano Murillo

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    Coraquito y su familia nunca pensaron que sus vidas cambiarían en Curundú. Se apoyan con la venta de productos.

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    Los niños caminan felices por el barrio.

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    Hay mucha vigilancia de la Policía.

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    Este es el apartamento de Coraquito.

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    “Me siento muy bien, porque el cambio se siente en Curundú. Esto es lo máximo y la gente se está portando bien”.

    Dora Ovalle

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    “Gracias a Dios estoy muy bien en este barrio. La gente ha cambiado mucho, otros aún no lo hacen”.

    Sofía Moreno

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    “El cambio está muy bien, gracias a Dios. Lo único malo que algunos vecinos hacen mucha bulla todo el día con sus radios”.

    Victoriano Murillo

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    Los niños caminan felices por el barrio.

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    Hay mucha vigilancia de la Policía.

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    Este es el apartamento de Coraquito.

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    “Me siento muy bien, porque el cambio se siente en Curundú. Esto es lo máximo y la gente se está portando bien”.

    Dora Ovalle

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    “Gracias a Dios estoy muy bien en este barrio. La gente ha cambiado mucho, otros aún no lo hacen”.

    Sofía Moreno

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    Victoriano Murillo

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    Hay mucha vigilancia de la Policía.

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    Este es el apartamento de Coraquito.

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    Dora Ovalle

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    “Gracias a Dios estoy muy bien en este barrio. La gente ha cambiado mucho, otros aún no lo hacen”.

    Sofía Moreno

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    Victoriano Murillo

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    Coraquito y su familia nunca pensaron que sus vidas cambiarían en Curundú. Se apoyan con la venta de productos.

    Fotos: R. BARRIOS/ E. LEMON

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    Los niños caminan felices por el barrio.

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    Hay mucha vigilancia de la Policía.

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    Este es el apartamento de Coraquito.

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    “Me siento muy bien, porque el cambio se siente en Curundú. Esto es lo máximo y la gente se está portando bien”.

    Dora Ovalle

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    “Gracias a Dios estoy muy bien en este barrio. La gente ha cambiado mucho, otros aún no lo hacen”.

    Sofía Moreno

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    “El cambio está muy bien, gracias a Dios. Lo único malo que algunos vecinos hacen mucha bulla todo el día con sus radios”.

    Victoriano Murillo

Jesús Simmons - DIAaDIA

Un sueño hecho realidad. Por 16 años, Delfio Coraquito vivió en una casa de madera, en el sector conocido como La Caseta, en el populoso barrio de Curundú.

Por años soportó los malos olores que emanaban de las aguas negras que pasaban debajo de su vivienda. También lidió con la inseguridad y la violencia que azotaba el barrio.

Sin embargo, desde hace seis meses la vida de este humilde panameño dio un giro de 90°, cuando se mudó para su nuevo apartamento en el Proyecto Curundú. Con una sonrisa expresó que sus hijas están contentas, pues las aguas negras son un mal recuerdo del pasado y también la violencia ha disminuido.

Coraquito no quiere despertar del sueño que está viviendo junto a su familia, por eso le pide a los curundeños que cuiden los edificios y echen para adelante.

Cambios

El representante de Curundú, Senen Mosquera, manifestó que la vida de los curundeños ha cambiado con los apartamentos, porque su calidad de vida ha mejorado significativamente. Destacó que en los 41 años que cumplirá el corregimiento, el próximo sábado, el proyecto es un sueño que tuvieron los moradores por años.

En cuanto a otros sectores de Curundú como Viejo Veranillo, tienen la esperanza de que sus residentes tengan sus títulos de propiedad, ya que parte de los terrenos del barrio le pertenecen a la Universidad de Panamá.

Agregó que ya Curundú no es como era antes, pues las balaceras han disminuido. Mientras tanto, los empresarios del maíz afirmaron que se están construyendo los locales para que sigan trabajando y puedan ganarse la vida.

 
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