En este mundo que avanza considerablemente, todas las personas necesitan mecanismos para relajarse. Y les hablamos de todas las personas, ya que hasta los bebés necesitan de métodos de relajación.
Uno de esos son los masajes, que son excelentes después del baño. Éstos, además de placenteros, servirán para demostrarle su cariño y calmarlo cuando esté inquieto.
¿Qué necesita?
Habitación cómoda, libre de ruidos. Temperatura cálida sin altibajos. Una superficie plana y dura. Una manta o toalla. Música suave, clásica o de las que venden para bebés. Aceite infantil.
Pasos:
Coloque al bebé sobre una toalla y comience a darle el masaje desde la cabeza hacia abajo, de forma uniforme y simétrica, a ambos lados del cuerpo. Mantenga contacto con el bebé, hablándole con ternura y mirándole a los ojos. Cabeza: Comience el masaje desde la coronilla hacia los lados de la cara. Nuca y hombros: Masajee suavemente por la espalda, desde las orejas hasta los hombros y, por delante, desde la barbilla hasta el pecho. Brazos: Presione con los dedos, suavemente todo el brazo, empezando por el hombro y terminando en los dedos. Pecho y abdomen: Dele masajes suavemente sobre el pecho, descendiendo por las costillas. Frote el abdomen desde el ombligo hacia el exterior, con movimientos circulares. Piernas: Apriete con suavidad desde el muslo hasta la rodilla. Luego, la misma operación desde la pantorrilla hasta el tobillo. Pies: Frote los tobillos desde el talón hasta los dedos, deteniéndose en cada uno de los dedos. Espalda: Dele un suave masaje desde el centro de la espalda hacia fuera.
Beneficios
Ayuda al desarrollo muscular, favorece la flexibilidad y agiliza la movilidad y la relajación de esos músculos. Favorece el ritmo cardiaco y la respiración. Aumenta la circulación sanguínea. Facilitar el relax del bebé y, con ello, el descanso por medio del sueño reparador.
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