Cuentan que en una ciudad, había un artista que todos los días iba hasta su estudio a pie, y era común verlo parado frente a una casa abandonada. Una casa a la que nadie daba valor; una casa que, para algunos, daba espanto, era un monte de escombros.
Después de que miraba bastante para aquella casa, él seguía su trayecto. Causaba curiosidad, porque no se trataba de una casa bonita. Después de algún tiempo, la casa fue vendida y... ¿saben quién fue el comprador? ¡El artista!
El artista que se paraba frente a la casa, ahora la compró. Y luego de que la compró, semana tras semana, mes tras mes, la vieja casa fue adquiriendo una nueva apariencia reflejando el toque de su dueño, hasta que al final, en lugar de la vieja y mal vista casa, que muchos años manchara el vecindario, allí estaba una casa muy blanca de impresionante gracia y belleza.
Era la misma casa, pero ahora con un aspecto impecable que antes no tenía. Se tornó en centro de atención para toda la comunidad.
Así mismo, Dios hizo por ti y por mí, o por lo menos lo que él quiere hacer por intermedio de Cristo.
Permite a este "Gran Artista", Jesús, modelar, reconstruir y embellecer tu preciosa vida. Y en sus manos, Su Santo Espíritu, logrará la obra transformadora. Como lo hizo con Pablo, como lo quiere hacer con cada uno de nosotros, porque nos ama. Él te ama. No dudes, no lo olvides jamás.
|