Aquellas dos chicas esperaban, entre decenas de niños que anhelaban un autógrafo. Pero ellas no. Su misión era otra, iba más allá de un fanatismo, iban unidas por la sangre, por los recuerdos, por conocer a un hermano grandes ligas, que en toda una vida sólo habían visto en la frialdad de la pantalla de televisión.
Guillermina y Yesika Batista estaban allí, fieles a su cita con la historia, para conocer a su hermano Miguel Batista, "El Poeta", quien llegó a nuestro país a dictar una clínica y presentar su libro, pero ahora gracias al destino, a las alegrías de la vida conoció a dos hermanas de padre.
Sí. Ellas estuvieron allí presentes junto a Miguel, lo esperaron con emoción. "Estamos felices, en realidad sólo queremos conocerlo y eso ya para nosotras es una alegría", manifestó Guillermina, quien se hizo acompañar de sus dos hijas.
El encuentro fue dulce, fue poético, tal como uno de sus personajes; fue la mezcla perfecta de una añoranza, cual estilo de Federico García Lorca.
Al final, los hermanos se conocieron, se tomaron una foto personal e intercambiaron esa alegría que une a la familia.
Miguel, todo un caballero dentro y fuera del diamante, atendió a sus hermanas de mil maravillas, mientras ojeaba las fotos del pasado que certificaban el origen común.
Ya el "big leaguer" no está en suelo patrio, sus hermanas (y otro hermano en Panamá que se llama igual que él, pero no pudo asistir) son felices, porque gracias al béisbol su "hermanito" compartió con ellas.
Y todo inició por casualidades de la vida; ellas leyeron los diarios y contactaron a EPASA, para luego servir de puente a Miguel Batista, quien tomó la noticia con alegría y concretó la cita en medio de su clínica deportiva. Es la historia de un amor familiar, de melancolía, de una familia que ahora se unió.
Tal vez esta historia inspire al "Poeta" a escribir otra novela, pues él es un pelotero literato, que afronta la vida con dignidad.
Y esa nueva historia debe iniciar así: en algún lugar de Panamá, de cuyo nombre no puedo acordarme, no hace mucho tiempo vivían tres hermanos, que tuvieron un hermano poeta...
El padre de Miguel vivió en Panamá y tuvo tres hijos. Aquí su historia.
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