En muchas ocasiones como psicólogos nos corresponde escuchar, orientar y motivar a las personas; pero qué sucede cuando en la vida vienen momentos dolorosos que nadie quiere que sucedan; nosotros los especialistas no estamos exentos de esos senderos que llegan de momento en la travesía de la existencia.
En lo personal tuve un encuentro con ese sendero que nadie quiere caminar, porque hay que darle un hasta luego a personas que fueron importantes en tu vida. En este mes tuve que despedir a mi tía y una semana después a mi padre de crianza; es un momento en el que no hay respuestas a tus preguntas, en el cual despiertas y tienes que vivir con la realidad de esa senda en que estás.
Ahora más que nunca estoy convencido de que no podemos dejar a un lado lo espiritual; es la única fuerza que en ese sendero te ilumina para salir y encontrar nuevamente el camino de la vida. Me recordé de Tony Meléndez, aquel que no tiene sus dos manos, quien dice: “Cuando yo veo una mano levantada, yo veo un milagro”
Hoy quizá te encuentres en una situación adversa, te comprendo, pero también quiero que sepas que hay un camino que está esperándote, solo falta que aceptes caminar y darle un sentido a esa tristeza; más adelante tendrás la experiencia para apoyar a otro.
El creador prometió estar con los afligidos y cansados, dependerá de nosotros aceptar ese llamado de tranquilidad en el sendero de las adversidades; no importa tu edad, credo, profesión, estatus social, ninguno puede evitar ese sendero.
Busca ayuda; no te quedes con la soledad, habla de lo que piensas, no te guardes nada, eso te ayudará a ir saliendo del sendero adverso.