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HISTORIAS
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Redacción | DIAaDIA

Dicen que una vez, había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía: "POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO".

Un creativo de publicidad que pasaba frente a él se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra.

Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio.

Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.

Por la tarde, el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas.

El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que reescribió su cartel y sobre todo... ¿qué había puesto?

El publicista le contestó: "Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras", sonrió y siguió su camino.

El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: "HOY ES PRIMAVERA... Y NO PUEDO VERLA".

¡Cambiemos de estrategia, cuando no nos sale algo, y veremos que de esa manera pueda que resulte!

Uno crece ayudando a sus semejantes,

conociéndose a sí mismo y dándole a la vida más de lo que recibe.

Uno crece cuando se planta para no retroceder...

Cuando se defiende como águila para no dejar de volar...

Cuando se clava como ancla y se ilumina como estrella.

Entonces...

Uno crece.





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