Le ha ocurrido, que ha estado hablando con un amigo o ha asistido a una conferencia, y se ha sentido como hipnotizado por la forma de expresarse del interlocutor?
Pues déjeme darle una buena noticia: usted puede convertirse, en muy poco tiempo, en una persona así. Alguien que embelesa, entretiene e interesa con sus palabras...
Hablar en público no es nada fácil. Requiere definir bien los objetivos, ser claro, conciso, organizado y saber el público al que se dirige. Debe poner un límite a su exposición, no muy extenso para no "cansar" a los oyentes. No se deben decir más de unas 150 a 175 palabras por minuto, para que la gente pueda seguir correctamente su disertación. Tampoco diga menos, para que la gente no se distraiga o pierda interés por el tema.
Conocer los destinatarios. Quién va a ser su audiencia (estudiantes, profesionales, empresarios) lo ayudará a enfocar su exposición de forma correcta. Organización. Exponer de forma organizada todos los temas permite que sea más fácil seguir el "hilo" de su charla. Extensión. Exponga solamente lo fundamental del tema. No quiera extenderse hasta agotar el tema. Acabaría cansando al público y perdiendo su atención. Objetivos. Debe concretar bien y de forma definida los objetivos de la charla, ponencia o conferencia. Hay que tener claro cuál es el mensaje que quiere transmitir a la audiencia. Ayudas. Cuente con todo tipo de ayudas que hagan comprender mejor su exposición: proyectores, ordenadores, diapositivas, gráficos y cualquier tipo de documentación que pueda facilitar a los oyentes.
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