Les dieron una segunda oportunidad y hoy se consideran hombres victoriosos.
Ellos son ciudadanos que quizá alguna vez vio deambulando en las calles, tal vez se mofó de ellos y hasta sus familiares les dieron la espalda. Sin embargo, al ser captados por unidades de Vigilancia Municipal e ingresar al campamento del Ministerio Ejército de Dios, sus vidas dieron un giro.
LA VOZ DE LA EXPERIENCIA
Alberto De León es uno de los 800 panameños que han sido resocializados por dicha organización. Admitió que al entrar al campamento su conducta era violenta, pero reconoció que no podía seguir viviendo de esa manera y que Dios tenía un plan en su vida.
De Leòn relató a DIAaDIA que es hijo de padres panameños, pero nacido en los Estados Unidos y al visitar Panamá se perdió en el mundo de las drogas. Dijo que su madre vino a buscarlo cuatro veces a Panamá, pero no lo encontró, ya que en ese lapso, las calles eran su hogar.
Ayer, con emoción de saber que iría al encuentro de su madre, mostró sus dos pasaportes en mano, una historia similar a la del "Hijo Pródigo".
Hugo Morgado, gerente de Desarrollo Social de la Alcaldía de Panamá, expresó que este problema se debe al creciente uso y abuso de drogas y alcohol. Comentó que esto no sólo está asociado a problemas de pobreza, sino por el rechazo familiar, que los impulsa a viajar en las calles, lo cual se transforma en una carga social para la ciudadanía.
CAMPAMENTO
En Calzada Larga se atiende a unos 226 internos que están en los procesos de desintoxicación y rehabilitación.
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