Hemofilia atormenta a familia
Según Kathia, una fundación del Hospital del Niño a veces les suministra la medicina. (Foto: Mirna Rogers / EPASA)

Joyce Baloyes Lobo | DIAaDIA

Limitados. Cuatro hermanos comparten una enfermedad hereditaria: la hemofilia, y se ven condenados a darle la espalda a una vida normal y sin privaciones a causa de la pobreza.

Aunque a simple vista parecen niños sanos, los hermanitos Rodríguez Cruz; Edwin de 13 años, Javier de 11, Anthony de 8, y Kevin de 4, son hemofílicos, esto les causa daño en las articulaciones del codo, rodillas y tobillos.

Por fortuna, un medicamento, Factor 8, les brinda la oportunidad de jugar y saltar, pero esta oportunidad se desvanece cuando no hay dinero para comprarla.

Su madre, Kathia, es la portadora de la enfermedad que sólo heredan los hijos varones. Con evidente preocupación, explicó que un vial de este medicamento cuenta B/.111.00 y es para una sola dosis.

En el caso de sus hijos, cada uno debe aplicarse el inyectable tres veces a la semana y cuando no se someten a una profilaxis, su destino es postrarse en una cama, sin ir a la escuela y mucho menos jugar.

"Para mí es difícil", cuenta la madre, ellos pueden hacer de todo, pero "como no tengo el tratamiento, no me arriesgo a que hagan más de cuatro cosas".

Esta situación se complica porque en su estrecha casita de zinc, en El Valle de San Isidro, no tienen espacio suficiente, sólo hay dos camas y el resto de los miembros de la familia duerme en una colchoneta en el piso.

Su esposo Edwin, no tiene trabajo, vende verduras en las calles de vez en cuando y eso empeora la situación. Por ser niños, a Kathia le mortifica que tampoco tendrán una Navidad digna.

DIFICULTAD

Cómo viven en un lugar alto, tienen que llevar desde la casa a Antony cargado a la escuela, porque tiene impedimentos para caminar.

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