Por Gonzalo Camarillo. Mientras en Estados Unidos ha caído en desgracia Barry Bonds, es muy probable que en México haya pasado lo mismo a Rubén Rivera.
El panameño que hace doce años fue prospectazo de los Yanquis de Nueva York, puso pies en polvorosa ante el riesgo de acabar en la cárcel municipal de Ciudad Obregón.
Rivera cometió el error de seducir a una muchacha menor de edad cuando los Tomateros jugaron en la ex Cajeme. Los padres de la menor, supongo que acompañados por policías, tuvieron que irla a sacar de la habitación del pelotero.
El canalero solamente pudo participar en el juego del martes pasado en Navojoa, al día siguiente estaba en la capital de Sinaloa y poco después en un avión. El boletín al respecto informó que había recibido permiso para atender problemas personales.
Lo cierto es que difícilmente Rivera podrá jugar este invierno y lo peor, es que tampoco podría hacerlo en Campeche, por el peligro de ser detenido gracias a los convenios que existen entre las diferentes procuradurías del país.
POBRE INICIO
A Rubén no le había ido bien dentro del terreno de juego: .250, 3 jonrones, 12 producidas, 18 anotadas en 30 desafíos.
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