Entre modernidad, tradición e indignación.
No hay nada más lindo que ver una mujer ataviada con el traje típico panameño: la pollera, ya sea de gala o montuna. Aunque las hay de distintos tipos, en los últimos años, las pintadas se han convertido en las más populares, más económicas y por ende, en las más vendidas. Eso se puede confirmar en Salsipuesdes y en los Mercados de Artesanías donde las venden.
Esta situación ha provocado cierta incomodidad en los artesanos, pues aseguran que las polleras pintadas están robándole protagonismo a los otros tipos de polleras, por ejemplo, las marcadas y caladas, que son confeccionadas por artesanas.
INDIGNACION
La señora Casilda de Montenegro hizo su primera pollera cuando tenía 15 años, ahora ella tiene 71. La tradición y su gusto por el traje típico panameño la ha convertido en una experta en este arte. Es por eso, que con toda la autoridad afirma que "las polleras pintadas no deben existir en Panamá", porque "perjudican a los artesanos y nos duele que una pollera de tanto valor se revuelva con la otra".
A su juicio, la existencia de las polleras pintadas rebajan el valor de la pollera trabajada.
DIFERENCIA ABISMAL
Para muchos es innegable que las polleras pintadas se ven bien, pero su existencia ha desvalorizado la labor de quienes dedican meses de su vida confeccionando una pollera auténtica.
En un recorrido por la bajada de Salsipuedes, DIAaDIA pudo percatarse de la gran comercialización que hay de polleras pintadas.
Sus precios son variados y dependen de la talla. Las de niña valen alrededor de B/.15.00 y las de dama entre B/.40.00 y B/.45.00, sin contar los accesorios.
Mientras, en los almacenes la yarda de dicha tela cuesta B/.1.99 y según las vendedoras, estas telas tienen mucha aceptación, por lo que son muy compradas y más por lo baratas que salen.
La diferencia abismal de los precios ha ocasionado la inclinación por ellas, pues mandar a confeccionar una pollera trabajada no baja de B/.1.000. "Las polleras trabajadas cuestan más, ahora uno no consigue una pollera de verdad, en menos de B/. 2.000", dijo "Tía Casi", como le dicen cariñosamente a la señora Casilda.
Pero, ¿cómo no costar tanto si su delicada confección es un trabajo de meses? Una persona no puede hacer una pollera en menos de nueve meses, por tal razón, ahora se han hecho pequeñas fábricas en las que entre unas ocho personas confeccionan las polleras y aún así tardan unos cinco o seis meses en hacerlas.
Pero Carmencita, una vendedora de Salsipuedes, que prefirió cambiarse el nombre, no está de acuerdo con que las polleras de tela pintada o fábrica desaparezcan, porque con ellas se van muchas costureras que le ponen alma y corazón a su trabajo.
¿COMO SALVAGUARDAR LA TRADICIóN?
Aunque hay una ley que no permite la importación de polleras, telas y estampados de imitación, eso no ha sido impedimento para que se sigan confeccionando polleras con estos materiales ni que la gente las siga luciendo.
Actualmente, los artesanos se sienten desprotegidos por las autoridades en cuanto a la venta de las polleras pintadas. Pues a pesar de la proliferación comercial que hay de ellas, en la Asamblea de Diputados, la única ley que existe referente a este tema es la Ley 21 del 30 de enero de 1967, por la cual se restringe la importación de ciertos artículos que sirven de substitutos, imiten o compitan con los productos de la industria artesanal y doméstica nacional.
Y en el caso de las polleras, se menciona que está restringida la importación de ellas, así como telas y estampados de imitación de diseño para la confección. Quienes incumplan, son sancionados con el decomiso de las mercaderías y con multas de B/.500.00 a B/. 1, 000.00.
CUIDADO LE ROBAN SU POLLERA
Pero las artesanas no sólo luchan contra las copias baratas, sino también con los ladrones.
"Tía Casi" comentó que de un tiempo para acá, personas inconscientes se están robando las polleras y más las de alquiler para llevárselas fuera del país.
De esto, ya han sido varios los afectados y ella teme ser una víctima más. "Las personas llegan, ven las polleras y de repente se van, cuando uno busca la pollera se ha perdido".
Aún no se sabe si se las llevan para venderlas al doble del precio de acá, pero lo que sí es cierto que si usted tiene una pollera trabajada, márquela con algo que la pueda distinguir en caso de robo. Pero sobre todo, evite que personas que no sean de confianza se queden solas con sus polleras.
Por este caso, las autoridades no tienen registradas denuncias.
FALTA DE RESPETO
Por si fuera poco, a todo lo anterior se le suma lo que ha sido denominado por los artesanos una falta de respeto. Pues en los últimos desfiles, se ha podido notar a personas que empolleran a los animales. "Eso hay que pararlo", pues el traje típico nacional no debe ser utilizado y desvalorizado de esta forma.
En ese sentido, el profesor y vice decano de la Facultad de Comunicación Social, de la Universidad de Panamá, Leopoldo Bermúdez Buitrago, asegura que las polleras pintadas no están restringidas como tal, sino la importación e imitación de las polleras en general, por lo que, aunque muchos folcloristas no están de acuerdo con su existencia, como la prohibición no está en la ley, no se puede hacer nada al respecto.
DIFERENCIA
Una pollera trabajada cuesta alrededor de B/.2, 000, y su confección dura unos nueve meses, mientras que la pintada no pasa de B/.50.00 y se puede hacer en menos de una semana.
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