Carolina le enseña canciones, letras y números con los pocos objetos que hay en su casa, ubicada en Torrijos Carter. (FOTOS: EVERGTON LEMON)
Viola Guevara Gallimore
| DIAaDIA
"Mamita, ese es el sol, ¿verdad?, es que está caliente, o sea que todavía es de día". Así describe Caroline, de cuatro añitos, todo lo que no puede ver, mientras caminaba de la mano de su madre por las aceras de Betania.
Cuando su mamá Carolina Rodríguez tenía dos meses de embarazo se contagió de rubeola, virus que tuvo repercusiones en Caroline y la dejó sin el sentido de la vista desde que nació.
Para su madre, esta fue una situación difícil porque es su segundo hijo, la única de sexo femenino, que soñaba tenerla para que fuera su compañera en todo.
Ella relató que cuando Caroline fue creciendo, empezaron las preguntas y poco a poco le ha ido describiendo su entorno.
Esta pequeña inteligente ha desarrollado una imaginación increíble, de tal manera que hasta el sonido de la cámara que le tomaba fotos supo reconocer y sólo decía: "Me están tomando fotos, mami".
Carolina dijo que se ha convertido en los ojos de su hija y que de esta manera Caroline sabe de todo.
Para que conociera cómo era el sol, su madre le ponía una taza de té caliente para que sintiera el calor y para saber cuándo salía la luna, le daba objetos tibios para que reconociera la llegada de la noche.
Ella visita dos veces a la semana la Escuela de Ciegos del Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE), en donde es atendida por el maestro Alejandro Jeannette, quien le da clases de Orientación y Movilidad. Él manifestó que estos niños asisten desde hace meses a la escuela.
LUCHA POR ELLA
Siete maestros son los que ayudan a Caroline a crecer. Ella es muy alegre y le encantan los juguetes.