HISTORIAS
Te pido por ella

Redacción | DIAaDIA

Me despierto en las mañanas y la veo allí, con su rostro angelical, con las mejillas sonrojadas, como sólo los pequeños las pueden tener. Al observarla en la cama, no puedo aguantar las ansias de verla crecer, de que el tiempo pase volando y me pregunto: ¿A quién se parecerá más, a mí o a su padre? Entonces, me imagino a mi hijita adolescente, llorando por un noviecito, por una mala calificación... Ese deseo de que el tiempo pase volando pronto desaparece y me digo:

"¿Cuáles serán los anhelos en su pequeño corazón?" Y todas mis inquietudes las entregué a Dios, pidiendo que mi hija sea la que un día me busque para agradecerme por todo lo ocurrido.

La que pueda llevar cargas y entregárselas a Dios. La que sólo busque tu dirección y hacer tu divina voluntad.

La que cuando caiga, pueda levantarse sin quejarse. La que con su mirada, refleje tu amor y bondad.

La que te sirva con su trabajo, en agradecimiento. La que pueda seguir tus pasos, bajo tus consejos. La que con su ayuda incondicional se gane la confianza de los demás.

La que con sus obras gane el respeto de los que les rodean y la que con su sonrisa lleve alegría y demuestre gratitud.

La que con sus labios hable de bondad y misericordia. La que con sus hechos, deje huellas ejemplares.

La que edifique su casa con sabiduría... La que anhele que en sus hijos, se cumpla lo mismo que yo pido.

El mejor regalo que le podamos dar a nuestras hijas e hijos, es una oración sincera, pidiendo a Dios que el propósito Divino se cumpla en sus vidas.

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