Papá, mamá y los abuelos deben ponerse de acuerdo a la hora de disciplinar al niño. Nada de que papá es el "malo" de la casa y mamá la súper permisiva. O a la inversa. Debe haber coherencia.

Cuando se le dice que no, ambos deben estar de acuerdo.

Concluimos lo anterior tras conversar con el Dr. Dennis Cardoze, quien insta a los padres de familia a buscar maneras de disciplinar a sus hijos con las cuales no atenten contra la integridad física o mental de ellos.

Según dijo el psiquiatra infantil y asesor del Instituto Panameño de Habilitación Especial, el que por siglos se haya corregido a los niños dándoles golpes no justifica que en pleno Siglo XXI se siga recurriendo a la violencia y agresión física y verbal para disciplinar a los niños. Esto es abuso infantil y violación de los derechos del niño y la niña.

Se congratula que diecisiete países más avanzados socialmente (nórdicos) hayan prohibido el castigo en la formación. La gente tiene que aprender otros métodos para corregir a sus hijos.

Disciplina y protección infantil no deben discordar. Él aconseja la trilogía: normas claras, hablarle con firmeza (sin herirlo, insultarlo, compararlo ni humillarlo) y darle buenos ejemplos.

El Dr. Cardoze dijo que está comprobado científicamente que la violencia no trae nada bueno. No sólo es inútil. Es perjudicial. Por algo la Organización de las Naciones Unidas, ONU, la ha vetado.

Los propios padres, opina, son los culpables del comportamiento de los hijos.

Se les educa mal, se les malcría, hay las familias caóticas y mensajes no coherentes por parte de los adultos, mencionó.

Él considera que es una responsabilidad no sólo de los padres de familia, sino de la sociedad, buscar otros métodos para educar a la niñez.

En las escuelas (en los últimos niveles), en las universidades, en las empresas, en las organizaciones sociales, se debe trabajar para lograr que imperen el diálogo y la negociación, en vez de la violencia.

Disciplina con amor, pero con firmeza es lo que produce mejores resultados.