Aristides Caballero, un humilde ciudadano de Santiago, no podía creer lo que veía. Una ofensa contra un símbolo patrio, la bandera. Cuando caminaba por el centro de la ciudad, vio un local comercial con una supuesta bandera panameña, ya que las estrellas tenían efectos especiales.
Afirmó que es un irrespeto el que algunos comerciantes extranjeros hayan colocado el emblema nacional a la vista del público, con ribetes o adornos que no llevan. En pleno mes de la patria, se trató de conversar con las autoridades, pero las secretarias informaron que sus superiores no estaban en los despachos.
|