Inglaterra dijo adiós a la Eurocopa tras perder frente a Croacia en Wembley 2-3 en un partido que condensó la histeria vivida por el combinado de McClaren durante la fase de clasificación y en el que fue devorada por la urgencia de empatar.
Inglaterra sucumbió al fatalismo de sus porteros y a la urgencia que ellos mismos se habían impuesto.
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