
Cuenta su madre, que ya sabe encender la grabadora, pone un disco de Sandra Sandoval y hace que todos se pongan sombrero para bailar y hasta zapatear con él.
Le gustan todos los intrumentos folclóricos, tiene un piano chiquito y una guitarra que también toca, al igual que el tambor, y lo hace bien.
Le falta el acordeón, que seguramente llegará esta Navidad.