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Nuestra herencia
La familia es la base de futuras relaciones sociales. (Foto: Cortesia)

Dr. Denis Cardoze | Psiquiatra de niños y adolescentes
Muchas de las actitudes que un individuo tiene hacia la vida, reflejan la influencia, consciente o inconsciente, de las formas de actuar y pensar de sus padres.

La familia, ampliamente estudiada desde perspectivas diferentes, es básica a la hora de comprender los factores que propician o malogran la salud mental de los menores. Es el núcleo íntimo donde se desarrollan las relaciones afectivas y las capacidades psicológicas y sociales del niño; el primer escenario de donde debe salir con las habilidades necesarias para afrontar el mundo externo, comenzando por la escuela y después la sociedad en general.

En su seno se inicia el aprendizaje del lenguaje, el desarrollo de la inteligencia y de las habilidades psicomotoras, las primeras experiencias, satisfactorias o frustrantes, de relaciones interpersonales (comenzando por la más primaria que es la relación con la madre ), así como determinados patrones conductuales que servirán de base a las futuras relaciones sociales.

Es donde el niño debe experimentar las vivencias que le permitirán adquirir en primera instancia las condiciones para una buena salud mental como las ya citadas y que se refieren a la seguridad, la autoestima, el autocontrol, la autodisciplina, la independencia, la percepción y el sentimiento de ser querido y aceptado, la disposición hepática y la introyección de valores.

Otras influencias posteriores como las recibidas durante la educación escolar y universitaria, o como producto de nuevas experiencia sociales, filosóficas o políticas pueden modificar, anular o revertir algunas de esos conceptos o actitudes aprendidas dentro del hogar, pero otras veces quedan muy arraigados para toda la vida. Así, ciertas inclinaciones sociales como la disposición racista, el machismo, la tendencia a la resolución violenta de los conflictos, el fanatismo político o religioso, o ya en la vida familiar, posturas como el autoritarismo, el maltrato a la mujer o a los hijos, la irresponsabilidad paterna, la sobreprotección, etc., pueden ser herencia de generaciones anteriores (los padres, los abuelos).

A pesar de la fundamental importancia que tiene la familia en la vida presente y futura de un niño, no existe una preparación adecuada, planificada, para quienes se abocan a formarla: ya sea a través del matrimonio o por unión libre.





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