Ahogados en la miseria, encontramos sucia, maloliente y bastante perdida a una mujer y a sus dos hijos, a un costado de la Lotería Nacional de Beneficencia. Elisa es su nombre, y con la mirada perdida cargaba a su pequeña hijita Sandra, de dos años; mientras que Santiago, su otro niño, no paraba de asombrarse al ver el flash de la cámara del fotógrafo. Al igual que la mayoría de los indigentes del país, se encontraban pidiendo dinero, y lo más triste de todo era que en el vasito sólo había dos centavos; además, aunque lo negó dos veces, Sandrita tenía fiebre.
Averiguamos que son oriundos de Soná de Veraguas, y que Elisa tiene otro pequeño hospitalizado en el Hospital del Niño, y desde hace varias semanas se encuentra en la capital; pero por más que tratamos nunca quisieron decir dónde se estaban quedando.
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