Es lastimero escuchar a muchos quejarse de que se quedaron sin trabajo, pero más lastimeras suenan las groserías de quienes tienen un trabajo y no saben cuidarlo. Eso pasa mucho en almacenes. Los panameños no sabemos tratar a los clientes. Sólo antenoche, en un supermercado de Arriján, frente a Bello Amor, una dependienta se dio el lujo de decirle a una clienta: "plánchela, pues", luego de que esta última le reclamara que una cinta que iba a venderle, estaba ajada. Este tipo de personas no se da cuenta de que espanta a la clientela y al final todos pueden quedarse sin chamba. ¡Ay, mi Panamá!