
Para él, lo más importante es ganarse los clientes con una buena atención.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Para él, lo más importante es ganarse los clientes con una buena atención.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Para él, lo más importante es ganarse los clientes con una buena atención.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Es muy amable.
Tiene buenos precios.
Sus jugos son muy frescos.
Prepara sus raspa’os con mucho cariño.
Para él, lo más importante es ganarse los clientes con una buena atención.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Es muy amable.
Tiene buenos precios.
Sus jugos son muy frescos.
Prepara sus raspa’os con mucho cariño.
Para él, lo más importante es ganarse los clientes con una buena atención.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Es muy amable.
Tiene buenos precios.
Sus jugos son muy frescos.
Prepara sus raspa’os con mucho cariño.
Para él, lo más importante es ganarse los clientes con una buena atención.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Es muy amable.
Tiene buenos precios.
Sus jugos son muy frescos.
Prepara sus raspa’os con mucho cariño.
Para él, lo más importante es ganarse los clientes con una buena atención.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Es muy amable.
Tiene buenos precios.
Sus jugos son muy frescos.
Prepara sus raspa’os con mucho cariño.
Bajo un sol abrasador, Enrique Cadastre, de 40 años, trabaja de pie junto a su carro de madera, decorado con brillantes colores.
Mientras raspa el hielo, el sudor de la frente baja por los costados de su rostro y es que hace más de 15 años se gana la vida vendiendo el famoso “raspa’o”.
Cadastre tiene listo su carro a las 10 a.m. Sonríe y saluda a los clientes con mucho carisma, mientras recorre desde Costa del Este hasta Tumba Muerto, todos los días. Los niños se acercan, lo miran con grandes ojos y señalan los colores del “raspa’o” que más les gusta. Con frecuencia regala uno que otro raspa´o, ya que sabe que hay pequeños que no tienen dinero.
Cuando DIAaDIA lo encontró, al terminar la tarde, había vendido unos 40 dólares, que es más de lo que muchos vendedores ambulantes generan al día. Pero hay que tener en cuenta que el costo de los productos para rellenar el carro reduce el ingreso de los vendedores.
"La vida del vendedor no es fácil, todos estamos haciendo la lucha para obtener el pan de cada día y para sacar los hijos adelante", expresó Enrique.
Él asegura que para bien o para mal, los vendedores ambulantes se han convertido en parte de la vida cotidiana del país. “Somos personajes conocidos, asociados con recuerdos de diferentes lugares y eventos”, aseveró.
Debido a la crisis económica, una mayor cantidad de personas ha optado por la economía informal. Tal es el caso de Enrique, quien afirma que hoy día hay más competencia entre los vendedores de raspados.
Este vendedor deja un mensaje a la juventud, para que busque trabajos honrados y trate de prosperar. “Se sabe que el costo de la vida está por las nubes, pero es indispensable que nuestros jóvenes aprendan a ganarse la vida de una manera muy sana”.