No puedo decir hoy que vi ganar al panameño Tito "El Misil" Mendoza en Dresden, Alemania.

Tampoco puedo decir hoy que Mendoza no planteó una pelea inteligente ante el húngaro Zsolt Erdei.

Sin embargo, puedo decir hoy que a Mendoza le faltó agresividad... le faltó esa hambre de gloria que debe tener todo boxeador cuando pelea por un título del mundo, en especial cuando combate en el extranjero.

Es cierto que Mendoza tenía mayor alcance, por lo que se pudo apreciar a través de la transmisión vía satélite de Lo Mejor del Boxeo, por RPC Canal 4.

Pero en una pelea de título mundial, no se puede combatir 12 asaltos sin presionar, cuando se sabe que Erdei era el púgil local, por pelear en el país donde reside.

La esquina de Mendoza planteó una estrategia quizás para ganar en Panamá o en América, pero no en Europa.

Muestra de ello fue que luego de los 12 asaltos, el único que lo declaró como ganador fue el juez de Estados Unidos.

Este no debe ser el final de "El Misil". Inclusive, en estos momentos cabe que el apoderado del púgil veragüense, Rogelio Espiño, pida una revancha directa por lo ajustado de la decisión de los jueces.