Hoy quisiera recordar a aquellas mujeres que fallecieron en manos de sus parejas o ex parejas. Parece mentira y es triste reconocer que mientras más avanzamos en algunos temas, en otros, como se dice en buen panameño, "vamos para atrás como el cangrejo". ¿Y por qué? Porque cada año las cifras de femicidio aumentan, los asesinatos son más crueles y lo más triste, y en lo que creo que algunos no piensan, son todos esos niños que quedan en la orfandad y que en algunos casos han sido testigos de estos hechos lamentables.
Pero yo me pregunto, ¿por qué este problema continúa? Es claro que la falta de tolerancia es el ingrediente principal de todo este flagelo, pero pienso que un papel importante es la crianza de madres a hijos, en fin, de todos porque en mi caso no tengo hijos, pero tengo hermanos, primos y sobrinos, así que no es un problema solo de madres, sino de todos por igual.
Una vez mientras realizaba una cobertura en una escuela, y en la que estaban padres de familia, fui testigo de cómo una madre le decía a su hijo que le pegara a la niña que lo había empujado. "Pégale, no te dejes. Ella es una lisa, por qué te empujó, que coja lo suyo callada", ordenó la madre, aunque la niña le decía al niño: "No fue de maldad".
Aquel menor de apenas seis años se le quedó mirando a la mamá con un rostro de no saber lo que está pasando, pero como un hijo obediente le hizo caso y levantó su mano. En el momento quise decirle algo a la madre, pero preferí quedarme callada, al ver que luego ella se agarró a gritos con otra persona. Después me puse a pensar, ahora ese niño aprendió a pegarle a una mujer, en dónde quedó eso que nos decían nuestros abuelos que a la mujer no se le pega ni con el pétalo de una rosa. ¿Se acuerdan?