ENFISEMA PULMONAR, ¿CÓMO VIVIR CON ELLO?


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Tengo 52 años, nunca fumé; no recuerdo haber estado en contacto con el cigarrillo como fumadora pasiva, ni con fogón ni asbesto. Solo fui asmática desde los 2 años hasta los 18 años. Después de mi primer embarazo a los 23 años, las crisis de asma se han espaciado. Mi médico neumólogo recientemente me ha diagnosticado enfisema. La tos y la falta de aire me tienen harta, ese estornudo que va y viene no me deja dormir. No comprendo bien por qué lo tengo, pero me asusta mi futuro. ¿Cómo podré vivir con esto?

Un enfisema se define en términos anatomopatológicos, como el agrandamiento permanente de los espacios aéreos distales a los bronquiolos terminales, con destrucción de la pared alveolar, con o sin fibrosis manifiesta. Es principalmente una enfermedad de personas mayores de 40 años y más frecuente en hombres que en mujeres, aunque el incremento en la incidencia de mujeres ha sido notable en los últimos años.

Si bien el consumo de cigarrillos es la causa más común del enfisema, el mecanismo por el que este se da es la pérdida del equilibrio entre la síntesis y la degradación de elastina, un componente de la pared de los alveolos fundamental para mantener las propiedades elásticas del pulmón. Este desequilibrio se debe, bien porque aumenta la capacidad elastolítica, o porque disminuye la actividad antielastolítica. En términos sencillos, el pulmón se torna rígido y las paredes de los alveolos al perder la elasticidad se rompen creando bolsas. En tu caso parece que el asma bronquial de fondo fue el que desencadenó la pérdida del equilibrio elástico del pulmón y condicionó el enfisema pulmonar, que implica que los alveolos pulmonares son capaces de llenarse con aire fresco, pero no pueden expulsarlo fácilmente, lo cual afecta el suministro de oxígeno al cuerpo.

Para tratar y vivir con el enfisema, lo más importante es cuidar que tus pulmones no sufran más daño del que ya está hecho, pues esta condición es incurable e irreversible, es decir que sus efectos son permanentes, pero aun así las molestias pueden verse aminoradas en la cantidad posible, si se adoptan nuevas prácticas en el estilo de vida y se siguen al pie de la letra las indicaciones del médico a tu cargo. Todo esto dependiendo de qué tan avanzada se encuentre tu enfermedad.

La primera y más importante acción que se puede realizar ante los primeros síntomas del enfisema y para la cual no necesita la atención de un médico, es evitar el humo (del cigarrillo y otros); al hacerlo, el cuerpo se beneficia de manera integral. Además, empezar a llevar una vida más sana, aceptando la condición, superando el enojo, evitando los alimentos altos en grasas, los productos que favorecen las secreciones en los pulmones como los huevos y los lácteos, así como aquellos que congestionan o dañan las vías respiratorias, como perfumes, esmaltes, químicos y gases tóxicos cercanos.

Una vida activa dentro de su realidad también puede ser de gran ayuda, como caminar, hacer ejercicios en bicicleta estática u optar por subir y bajar las escaleras; las actividades aeróbicas siempre son una buena opción, evitando las lesiones o fatiga. Es importante ser constante con los ejercicios, porque el cuerpo humano tiende a adaptarse a estar en forma, y si se interrumpen las actividades, la persona tiende a empeorar. Conforme avanza la enfermedad no se podrán realizar las mismas acciones; entonces se podrá efectuar una gimnasia respiratoria, que consiste en una respiración profunda hacia el diafragma y hacia el abdomen mediante la posición de la zona torácica por debajo de la zona pélvica para permitir el flujo y expulsión de secreciones, con una duración de entre los 30 minutos a una hora. También es necesario acudir a un médico o un especialista para saber cuál es la actividad más adecuada, acompañada de una dieta saludable.

Los tratamientos farmacológicos difieren de un paciente a otro en relación con la edad, el sexo o género, la gravedad de la enfermedad, alergias o enfermedades relacionadas, entre otros factores que determinarán los medicamentos y las acciones rehabilitadoras. Es frecuente el uso de antibióticos para prevenir enfermedades que pueden agravar la situación; corticoesteroides que evitan y disminuyen la inflamación en la zona de los alveolos pulmonares; broncodilatadores para permitir mayor ingreso de aire a través de los bronquios; existen además terapias con oxígeno que permiten limpiar la sangre que circula a través del cuerpo, mejorando la respiración.

En algún momento, quizá requiera además de la búsqueda de apoyo de un psicólogo o profesional de salud mental.

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