Un ejemplo a seguir. Ricardo Jaén Aparicio nació con hidrocefalia, enfermedad que a los 6 años le hizo perder la vista. pero esto no fue obstáculo para que se graduara de abogado.

Jaén es el defensor de oficio del Ministerio de Trabajo y uno de los mejores. Cuenta que cuando entró por primera vez lo colocaron en el departamento de archivos "nunca dejé que eso me desanimara, sino lo tomé como aprendizaje". Ricardo logró ganarse su puesto como abogado.

TUVO MOMENTOS DIFICILES

Desde pequeño, Ricardo tenía en su mente que iba a ser abogado. Se desprendió de sus padres a los ocho años y fue trasladado a la capital para poder matricularse en el IPHE, ya que en esos tiempos en Chiriquí no había escuelas para discapacitados. Luego de realizar su primaria en el IPHE, Ricardo siguió su primer ciclo en la escuela José Agustín Arango. Al terminar su primer ciclo Ricardo tuvo que regresar a Chiriquí, ya que sus padres sufrían porque estaba lejos. En Chiriquí intentó ingresar a varias escuelas a estudiar para obtener el bachillerato en letras, pero lo rechazaban por su discapacidad, hasta que logró ingresar al Colegio Félix Olivares, donde se graduó.

Jaén cuenta que en la escuela trataba de no ser una carga para nadie "Aprendí a desenvolverme sólo, ese era mi reto todos los días".

Durante sus años en la universidad, nunca se sintió menos capaz que sus compañeros, "un profesor que el primer día de clases me cuestionó que para qué me había matriculado, pero al final del curso quedó felicitándome por ser su mejor alumno", destacó

ES EXTRAORDINARIO

Ricardo no se considera una persona anormal como muchos llaman a los discapacitados, sino una persona extraordinaria. "Están las personas normales y nosotros los extraordinarios"", destacó entre risas. Jaén tiene 7 años de casado y sueña con tener hijos.

NO SE DEJA

Para Ricardo nada es imposible, no conoce los obstáculos solo sabe superar los retos que la vida le pone.