El macano y el roble se quedan chicos ante su fortaleza, ya que a pesar de tener 101 años, Aniceto Moreno Rodríguez muestra un caminar erguido y una constelación de anécdotas de sus años como policía de la caballería.
Aniceto recordó que llegó a Panamá de su natal San Félix cuando apenas tenía 14 años, y que por no tener familia durmió hasta en los callejones del arrabal. Gracias a un señor adinerado de su pueblo, llamado Ignacio Sagel, entró a la caballería, sobre todo porque sabía montar bien a caballo en la época que Harmodio Arias era presidente.
De Arias, dijo que era un hombre sencillo, pero que los hacía trabajar bastante. "No dormíamos de tanto trabajar. La gente le temía a la pisada del caballo, porque el caballo es malo y patea cuando uno le pone la espuela".
Resaltó que en ese entonces la Policía ganaba 100 dólares, pero todo era barato y la caballería era el cuerpo de potencia.
Aniceto señaló que conoció a Omar Torrijos Herrera cuando estudiaba la carrera militar y que se hicieron grandes amigos. De ese tiempo le quedó una foto que espera poder dársela algún día al actual presidente Martín Torrijos.
Sobre el secreto de su longeva vida, afirmó que el whisky ha sido su elixir. "El whisky lo mantiene a uno. Todavía tomo un poco y a mis visitas les doy un trago", recalcó.
Su vida fue de muchos sacrificios, pero admitió que todos los días le da gracias a Dios por permitirle ver cosas que a la mayoría les han sido negadas.
Confesó que es como los mexicanos que consideran su tierra la más bonita y que de lo que se siente más orgulloso es de ser chiricano.
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