Miles de niños, llegados del subcontinente indio y vendidos como esclavos, trabajan cada año en los ricos países petroleros del Golfo montando camellos de carreras, y su propia vida vale menos que la de los animales. El activista de derechos humanos paquistaní, Ansar Burney, dijo que entre 8.000 y 10.000 niños trabajan como jinetes en los 17 "camellódromos" que hay en Emiratos Árabes Unidos.
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