La familia González se hospeda en la casa de Gloriela Cubilla, hermana de la señora Leyla, madre de los sobrevivientes. (Foto: Hermes González y Marcelino Rosario / EPASA)
Miguel A. Santamaría y Marcelino Rosario
| Chiriquí, DIAaDIA
Vivieron para contarlo. Los hermanos Luis Alfonso y Maris Milagros González, después de cinco días, se encuentran en mejor condición física, luego que un alud de tierra cayera sobre su residencia, ubicada en Las Nubes, en el corregimiento de Cerro Punta.
Ellos son parte de los sobrevivientes de esta catástrofe natural que ha ocasionado múltiples afectaciones y víctimas en las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro.
Luis Alfonso narró que se encontraba a eso de las 2:30 p.m. con su hermana, su cuñado y otros familiares en la casa, cuando de pronto escucharon como una explosión, acompañada de una fuerte brisa, que se estrelló contra la pared de la sala. Se trataba de un derrumbe que segó la vida de su cuñado Guillermo Joel Ríos, de 19 años.
"En escasos tres segundos se nos vino el muro encima, quedamos atrapados mi hermana Maris y mi tío Óscar Cubilla", expresó el joven.
Además de estar prisionero de gran cantidad de tierra, Luis Alfonso sufrió un golpe en las costillas, ya que al parecer, una varilla de acero lo cortó por un costado. "Estábamos cubiertos hasta la cintura", relató.
Estuvieron casi dos horas y media atrapados.
Mientras que Maris Milagros, de 17 años, se encuentra triste porque su esposo Guillermo Joel fue una de las víctimas.
La joven contó que sus padres agarraron unas herramientas agrícolas con las que rompieron las ventanas de la vivienda para que entrara aire, para que no se asfixiaran. "Comenzamos a coger respiración y varias horas después llegó la ayuda, gracias a Dios", expresó.
Leyla Cubilla, madre de los sobrevivientes, manifestó que su hermano Óscar sufrió fuertes heridas y fracturas en sus piernas, que lo mantienen recluido en el Hospital Regional Rafael Hernández, en la ciudad de David. Él está en condición estable.
ALBERGADOS
Las fuertes lluvias que cayeron en Boquete obligaron a los residentes de áreas como Bajo Mono, a salir de inmediato, porque los deslizamientos estaban cayendo sobre la vía y quedarían incomunicados.
Con mucho esfuerzo una indígena, la madre de cuatro menores, logró salir con ellos y su esposo en medio de la tempestad para buscar ayuda. Se trata de familias que viven en campamentos de las fincas cafetaleras.
Ellos están en el albergue del Colegio Benigno Tomás Argote, en Boquete. Esperan que la calma retorne.