
Jorge Alemán, en sus múltiples viajes a las comarcas para ayudar a los más necesitados.
Fotos: CORTESIA/ ROBERTO BARRIOS
Jorge Alemán, en sus múltiples viajes a las comarcas para ayudar a los más necesitados.
Fotos: CORTESIA/ ROBERTO BARRIOS
Jorge Alemán, en sus múltiples viajes a las comarcas para ayudar a los más necesitados.
Fotos: CORTESIA/ ROBERTO BARRIOS
Johnson tenía 20 años de ser socorrista.
Alemán lideró, en Haití, el rescate en los desastres.
“Eran dos hombres dignos de admirar, jamás podremos olvidarlos, no tengo palabras para esta tristeza”.
David Hanono
“Jorge Alemán era un hombre recto, profesional y muy humano”.
Álvaro Guardia
Jorge Alemán, en sus múltiples viajes a las comarcas para ayudar a los más necesitados.
Fotos: CORTESIA/ ROBERTO BARRIOS
Johnson tenía 20 años de ser socorrista.
Alemán lideró, en Haití, el rescate en los desastres.
“Eran dos hombres dignos de admirar, jamás podremos olvidarlos, no tengo palabras para esta tristeza”.
David Hanono
“Jorge Alemán era un hombre recto, profesional y muy humano”.
Álvaro Guardia
Jorge Alemán, en sus múltiples viajes a las comarcas para ayudar a los más necesitados.
Fotos: CORTESIA/ ROBERTO BARRIOS
Johnson tenía 20 años de ser socorrista.
Alemán lideró, en Haití, el rescate en los desastres.
“Eran dos hombres dignos de admirar, jamás podremos olvidarlos, no tengo palabras para esta tristeza”.
David Hanono
“Jorge Alemán era un hombre recto, profesional y muy humano”.
Álvaro Guardia
Jorge Alemán, en sus múltiples viajes a las comarcas para ayudar a los más necesitados.
Fotos: CORTESIA/ ROBERTO BARRIOS
Johnson tenía 20 años de ser socorrista.
Alemán lideró, en Haití, el rescate en los desastres.
“Eran dos hombres dignos de admirar, jamás podremos olvidarlos, no tengo palabras para esta tristeza”.
David Hanono
“Jorge Alemán era un hombre recto, profesional y muy humano”.
Álvaro Guardia
Jorge Alemán, en sus múltiples viajes a las comarcas para ayudar a los más necesitados.
Fotos: CORTESIA/ ROBERTO BARRIOS
Johnson tenía 20 años de ser socorrista.
Alemán lideró, en Haití, el rescate en los desastres.
“Eran dos hombres dignos de admirar, jamás podremos olvidarlos, no tengo palabras para esta tristeza”.
David Hanono
“Jorge Alemán era un hombre recto, profesional y muy humano”.
Álvaro Guardia
”A cualquier hora y en cualquier lugar”, es el lema de la Cruz Roja y fue con ese pensamiento con el que Jorge Alemán y Fernando Johnson iniciaron juntos su recorrido para ayudar a los damnificados en la provincia de Colón, pero nunca pensaron que en ese intento, la noche del domingo, caerían juntos dentro del vehículo tipo “pick-up” en el que se transportaban en la calle de la Curva del Cebo en Colón, en compañía de seis socorristas más, quienes lograron saltar a tiempo.
Las últimas palabras que escucharon decir de Jorge fueron: “salten muchachos, nos hundimos”, dijo con mucha tristeza José Beliz, director general de la Cruz Roja Panameña. Alemán y Johnson desaparecieron haciendo lo que más amaban: socorriendo a quienes más lo necesitaban, aún en riesgo de su propia vida.
Alemán sirvió como voluntario desde 1972 y actualmente era director de Gestión de Riesgo, por lo cual al momento del accidente estaba cumpliendo con su misión. Fernando Johnson fungía como jefe de Operación y Evaluación de Daños, ambos en la provincia de Colón.
“Compañeros, si llego a morir en área de desastre, los voy a hacer sudar para hallarme”, recordó Abdiel Iván Batista, que siempre decía Jorge, en los rescates que hacían y, al parecer, cumplió su palabra, dijo Batista, pues hoy, tres días después del derrumbe en el que quedaron sepultados, ni sus cuerpos ni el vehículo en el que viajaban han sido ubicados.
Jessenia Alemán, hermana de Jorge, lo describió como un hombre jovial y positivo, quien fue un padre para todos sus hermanos. “La noche antes de partir le dijo a nuestro papá Héctor Alemán: papá, despiértame temprano, debo ir a ayudar a mi gente de Colón”.
“Jorge Alemán fue un ícono, un hombre completo, un socorrista que no dudaba un segundo en ponerse sus botas y su camisa de Cruz Roja, no importaba dónde ni cuándo, siempre con una sonrisa animaba a sus voluntarios socorristas a que amaran lo que hacían”, aseguró Beliz.
Y es que él se inició como socorrista voluntario en su oriundo Colón. “No descansó en demostrar su lado más humano, y por 35 años dedicó su vida entera a ayudar tanto a Colón como a Panamá y los países hermanos”, sostuvo Beliz. ”No perdí a un compañero, perdí a mi mejor amigo”, dijo con profunda tristeza.