El sueño de Máximo

La música lo mantiene con esperanzas. Un alegre sonido de la armónica y guitarra, sumado a una melodiosa voz, cantando el viejo bolero “Ay amor cómo te olvido”, tenían a algunos transeúntes que pasaban por el supermercado El Machetazo de San Miguelito, embelesados.

La música provenía de Máximo Aguirre, de 32 años, quien está ciego desde los dos años por una enfermedad incurable. Él vivió durante quince años en Chiriquí. Sin embargo, al separarse de sus padres y venir a Panamá, en busca de una operación que le pudiera devolver la vista, su mundo se derrumbó. Fueron muchos los especialistas que lograron verlo, pero todos le dijeron lo mismo, que su mal no tenía cura.

Desde entonces, Máximo se gana la vida cantando y tocando su guitarra que es fiel compañera y con la armónica viaja por todas partes de la ciudad de Panamá para ganarse unos reales.

Él vive solo en un cuarto de alquiler, pero lo poco que recibe por su música y canto, no le alcanza para pagar la mensualidad, por eso muchas veces duerme en las calles. Para este hombre, estar ciego no significa que no desee trabajar, al contrario, pide ayuda para grabar un CD con sus canciones, y poder venderlas para Navidad y así generar un poco más de dinero. “Solo pido un poco de comprensión y respeto, que no me maltraten en los lugares que voy, solo quiero ganarme mi pan honradamente”, dijo.