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La convivencia social
Uno de los valores fundamentales es el respeto a las diferencias raciales y a la cultura. (foto: Cortesia /EPASA)

Dr. Denis Cardoze | Psiquiatra de niños y adolescentes
Hay aspectos de la existencia humana que constituyen los pilares de la convivencia social y otros que la corroen.

Valores fundamentales son la justicia, el respeto a la vida, a la integridad física y psicológica de los individuos, a las diferencias raciales y culturales y a las libertades básicas (de movimiento, de pensamiento, de estilo de vida).

Antivalores

Serían entonces todo lo que lleve a la injusticia, a la destrucción de la vida o a causar daño a las personas, a la discriminación, a la restricción de las libertades. Lo que se valora es lo que conduce a la superación de la barbarie y eleva la condición humana, y por tanto, lo que se rechaza es lo que nos hunde más en la inhumanidad y nos impide progresar como sociedad.

No se trata de imponer una determinada moral religiosa que cada uno es libre de seguir, sino estimar y seguir una moral universal que sea la base de la educación familiar, escolar y social. Una moral de la que se derivan responsabilidades que deben no solamente enseñarse o tenerlas como marco de referencia teórico, sino que deben practicarse.

Lo que no puede haber es una moral teórica y una práctica social que enaltece los antivalores en los medios de comunicación, en los espectáculos públicos, en la política, en las relaciones profesionales o mercantiles; que enseña a los menores en forma de mensajes indirectos (a veces muy directos) que la mentira es útil, que la violencia es necesaria, que la venganza es gratificante, que el dinero y las posesiones materiales hacen la felicidad, que ciertas dictaduras son tolerables y por tanto aceptables, que la vida es una lucha por la supervivencia y el enriquecimiento a toda costa (aunque haya que pasar por encima de los demás), que la vulgaridad tiene más valor que la espiritualidad y el refinamiento de las costumbres, que la justicia es para el que pueda manipularla, etc.

La doble moral

Los mismos padres y maestros que intentan que sus hijos y alumnos introyecten esos valores universales deben dar el ejemplo en su vida extra doméstica y extraescolar; los representantes del Estado deben establecer una vigilancia más eficaz sobre lo que se brinda a la juventud en los medios y en espectáculos; los políticos deben abandonar el ejercicio de la doble moral y máximas como aquella muy celebrada en nuestro país y que dice que "en política no hay sorpresas sino sorprendidos", lo que equivale a "en política todo vale"; los dueños de los medios deben anteponer a sus intereses comerciales el interés de la educación y el entretenimiento sano de la población.

Sabemos que al mencionar estos deberes estamos refiriéndonos a una utopía, y es precisamente porque no se cumplen en la realidad que pensamos que la sociedad no es consecuente con la moral en la que supuestamente se apoya, y esta dicotomía entre deber y realidad se transmite a los jóvenes y acaba por convertirlos en adultos con una moral teórica y otra práctica, lo cual por supuesto, no es sano.

APOYO

La sociedad como macrosistema debe dar apoyo a la familia y a la escuela para que puedan educar con base en la moral y así poder contar con ciudadanos responsables y leales a los valores.





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