HISTORIA
Verdadero amor

Redacción | DIAaDIA

El amor es ciego, sordo y mudo. Eso tiene sus razones: Para amar no es necesario ver a la persona que amamos, tampoco oírla y menos hablarle.

Sólo sabemos que está ahí, en el centro de cada ser, en el corazón, en el alma, allí donde picó un bichito travieso, que nos hizo sentir humanos y tener una razón para vivir, para soñar, para sonreír.

Eso fue lo que le pasó a un hombre de avanzada edad, que fue a la clínica de un médico para curarse una herida de su mano. Tenía bastante prisa, y mientras se curaba, el médico le preguntó qué era eso tan urgente que tenía quehacer.

Le dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer, que vivía allí. Le contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.

Mientras vendaba la herida, el doctor le preguntó si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.

"No", le dijo el anciano al médico. "Ella no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce".

Entonces, el médico le preguntó: "Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?".

El señor sonrió y, dándole una palmadita en la mano, le dijo al médico: "Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella".

El doctor tuvo que contener sus lágrimas, mientras pensaba que el verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es.

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