Una esperanza. Reunidas ayer, un grupo de 20 mujeres, beneficiadas con el programa de generación de ingresos de Casa Esperanza, compartió las debilidades y fortalezas de sus pequeños negocios.

Unas venden duros, sodas; otras se dedican a la jardinería, belleza o a la creación de molas. El proyecto les brinda un capital semilla, no mayor a los B/.200.00 para empezar.

Sandra Bedoya es una de ellas. Aunque ya se dedicaba a la venta de comida, emprendió un negocio de venta de duros, soda y bebidas, con Casa Esperanza y el apoyo del Banco General, cuya meta es capacitar a 100 padres y madres.

Dos de los tres hijos de Sandra, limpiaban zapatos en la calle; ahora estudian, reciben asistencia y orientación.

Ella cree que deben seguir apoyando a más mujeres que no tienen la oportunidad de tener un trabajo, y que sus hijos van a la calle.

BENEFICIADAS

Madres de Curundú, 24 de Diciembre, San Miguelito, Tierra Prometida, Samaria. También hay hombres.