No aguantan el polvo


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Vivir a orillas de calle se ha convertido en un martirio para las amas de casa.

Fotos: ROXANA PALACIO

  • No aguantan el polvo

    Vivir a orillas de calle se ha convertido en un martirio para las amas de casa.

    Fotos: ROXANA PALACIO

  • No aguantan el polvo

    “Es un martirio vivir a orillas de calle, porque no deja de entrar tierra, ollín y suciedad”.

    Florencia Solis

  • No aguantan el polvo

    “Debemos lavar las ventanas y cortinas todos los días, es una tortura, la suciedad es a cada momento”.

    Toribia Ortega

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    “Es un martirio vivir a orillas de calle, porque no deja de entrar tierra, ollín y suciedad”.

    Florencia Solis

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    “Debemos lavar las ventanas y cortinas todos los días, es una tortura, la suciedad es a cada momento”.

    Toribia Ortega

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    Fotos: ROXANA PALACIO

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    “Es un martirio vivir a orillas de calle, porque no deja de entrar tierra, ollín y suciedad”.

    Florencia Solis

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    “Debemos lavar las ventanas y cortinas todos los días, es una tortura, la suciedad es a cada momento”.

    Toribia Ortega

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    Fotos: ROXANA PALACIO

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    “Es un martirio vivir a orillas de calle, porque no deja de entrar tierra, ollín y suciedad”.

    Florencia Solis

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    “Debemos lavar las ventanas y cortinas todos los días, es una tortura, la suciedad es a cada momento”.

    Toribia Ortega

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    Vivir a orillas de calle se ha convertido en un martirio para las amas de casa.

    Fotos: ROXANA PALACIO

  • No aguantan el polvo

    “Es un martirio vivir a orillas de calle, porque no deja de entrar tierra, ollín y suciedad”.

    Florencia Solis

  • No aguantan el polvo

    “Debemos lavar las ventanas y cortinas todos los días, es una tortura, la suciedad es a cada momento”.

    Toribia Ortega

Roxana Palacio - DIAaDIA

Pasando páramos. Sentada en la terraza de su casa, la señora Florencia Solís solo recibe humo y tierra cada vez que pasan los carros frente a su casa ubicada en Santa Rosa de San Miguelito. “Vivir a orillas de la calle es un tormento, debo lavar cortinas y ventanas cada dos días. Sin embargo, eso no es lo peor, pues limpiar todos los días y barrer se vuelve su diario vivir, pues el hollín que entra y la tierra no paran.

Las personas que viven a orillas de calle deben sufrir por los constantes vehículos que pasan a toda velocidad y a su paso, echan la tierra que se va directo a las casas. Otra que pasa penurias es Rosa Pineda, quien asegura que lamentablemente a veces opta por dejarlo así y esperar los fines de semana, “es por gusto que limpie, porque de mañana tarde y noche, entra la suciedad por los vehículos que pasan”, dijo. Algis Torres, director de la Región de Salud de San Miguelito, manifestó que ciertamente vivir a orillas de calle trae problemas de salud, pues los ácaros afectan con resfriados y problemas de alergias en la piel.

 
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