¡Ya fue el colmo de la patanería! Hasta la corregiduría fue a dar la señora Gilma Martínez, para interponer una denuncia contra el conductor de un diablo rojo, por su conducta.

Gilma se dirigía a llevarle el almuerzo a su hermana, quien lleva años recluida en la Caja de Seguro Social a causa de un problema en la columna. Había tomado un bus de la ruta Pedregal-Transístmica, con placa 8B-1357. Al ver que se aproximaba su parada, y que la vía estaba cerrada, Gilma se sentó detrás del asiento del conductor, y le preguntó a éste si doblaría hacia Tumba Muerto o si seguiría otra ruta. El chofer ni se inmutó, fue un joven que se encontraba con él, quien le respondió. Ante la actitud del conductor, Gilma insistió en preguntarle por qué él mismo no había podido responderle. Evidentemente molesto, le gritó que él no tenía por qué responderle, que lo que ella quería "era joder y buscar pelea", entre otros fuertes comentarios. Sin pensarlo dos veces, Gilma marcó el 104 para reportar lo ocurrido. Allí el conductor le gritó que se bajara del bus, y al ver que ésta se negaba a hacerlo, lo detuvo en la parada de la Cervecería Nacional, y exigió a todos los pasajeros que se bajaran porque el bus estaba dañado, y no iba a ir para ningún lado. Unidades del Tránsito que estaban cerca del lugar atendieron el caso, y lo llevaron a la estación de Bella Vista para hacer el reporte. Posteriormente, el caso fue a dar a la Corregiduría Nocturna. Pese a la demora del proceso, Gilma asegura que va a llegar hasta las últimas consecuencias, para que sirva de ejemplo a los dueños de buses, para que tomen conciencia del tipo de personal que contratan para conducir sus vehículos.

EXCUSAS

El dueño de bus, que no quiso dar su nombre, asegura que el conductor es un hombre de fe cristiana con muchos problemas.