Nilsa Ledezma tiene 18 años de vivir en la barriada El Diamante, en el corregimiento de Roberto Durán, en San Miguelito. Cuando ella llegó al barrio contaban con un complejo deportivo y un parque donde se distraían todos los niños y jóvenes del lugar. Hoy sólo quedan mallas rotas y monte. "Han pasado tres gobiernos y nadie ha podido arreglar nada; el Presidente le dio una partida de 75 mil dólares al representante para que realizara los trabajos y no han hecho nada", denunció.

Los jóvenes juegan en la cancha de fútbol, pero como no hay mallas, el balón se sale y cae en los techos de los vecinos, lo que causa muchas molestias.

Nilsa dijo que hasta los focos que alumbraban el cuadro los quitaron y en la noche se escucha de todo. "Los piedreros y maleantes aprovechan la oscuridad para hacer sus fechorías", afirmó.

NADIE VA

Los moradores tienen que pelear para que le limpien el herbazal. "Cuando hay que cortar el monte las autoridades demoran en venir, hay veces que nosotros mismo tenemos que hacerlo", manifestó la afectada.