Fiestita divertida


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Aquí mientras paseaban en la avioneta. Buscaban qué tenían las canastitas.

Foto: HERMES GONZLEZ/ EVERGTON LEMON

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    Aquí mientras paseaban en la avioneta. Buscaban qué tenían las canastitas.

    Foto: HERMES GONZLEZ/ EVERGTON LEMON

  • Fiestita divertida

    Todos iban emocionados hacia la avioneta.

  • Fiestita divertida

    Quedaron fascinados con Eddy.

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    Aquí mientras paseaban en la avioneta. Buscaban qué tenían las canastitas.

    Foto: HERMES GONZÁLEZ/ EVERGTON LEMON

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    Todos iban emocionados hacia la avioneta.

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    Quedaron fascinados con Eddy.

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    Aquí mientras paseaban en la avioneta. Buscaban qué tenían las canastitas.

    Foto: HERMES GONZÁLEZ/ EVERGTON LEMON

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    Todos iban emocionados hacia la avioneta.

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    Quedaron fascinados con Eddy.

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    Aquí mientras paseaban en la avioneta. Buscaban qué tenían las canastitas.

    Foto: HERMES GONZÁLEZ/ EVERGTON LEMON

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    Todos iban emocionados hacia la avioneta.

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    Quedaron fascinados con Eddy.

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    Aquí mientras paseaban en la avioneta. Buscaban qué tenían las canastitas.

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    Todos iban emocionados hacia la avioneta.

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    Quedaron fascinados con Eddy.

Carolina Sánchez P. - DIAaDIA

Sus rostros de felicidad hablaron por ellos. Más de 50 niños del Hogar San José de Malambo que padecen de VHI/SIDA vivieron ayer un día de total alegría desde tempranas horas.

Unidades del Servicio Nacional Aeronaval (SENAN) acudieron a Cerro Silvestre en Arraiján, a buscar a los niños para llevarlos al cine, donde disfrutaron de la película Happy Feet que gustó mucho, pues cuando los agasajados iban en el bus hacia la base ubicada en Tocumen, no hacían más que hablar de lo que vieron.

Una vez llegaron, los niños acudieron a la cafetería del lugar, donde recibieron un almuerzo que acabaron en un abrir y cerrar de ojos, para luego participar en una fiesta.

Con la boca abierta quedaron los más chiquitos, porque aquel personaje que veían a través de la televisión, Eddy El Tigrillo estaba ahí muy cerquita y querían tocarlo.

Unas payasitas le pusieron el toque de diversión a la fiesta, causándo que los niños jugaran y rieran a morir.

Pero lo más esperado fue el sobrevuelo que les hicieron, ya que las miradas y los brincos estuvieron a la orden. Los niños no veían el minuto de subir a la aeronave para vivir la experiencia de estar en el aire, una vez bajaron sus risas eran de oreja a oreja.

 
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