La pobreza camina de la mano con la ceguera, por la orilla de la Interamericana, allá en Arraiján.
Eso es lo que representan dos seres desvalidos, María Elena Macías, de 50 años, y su marido, Bolívar Mendoza, de 56, dos ciegos que arriesgan su vida recogiendo latas para ganarse unos reales a fin de procurarse su sustento y el de sus nietos.
Cada mañana, a las 7: 00a.m. salen de su casa en Pantanal Arriba de Burunga, caminan más de un kilómetro hasta Nuevo Chorrillo y siguen hacia Nuevo Emperador, guiados por sus fieles bastones blancos, que les indican el camino, aunque no los ha salvado de unas cuantas caídas.
Con esas herramientas, cada uno tienta las latas de las orillas, que echan en el saquito que lleva Bolívar, para luego vender 20 de ellas por 35 centésimos. A veces se ganan 2 ó 3 balboas, y regresan a su casita, a las 5: 00 ó 6: 00 de la tarde. Entonces, María Elena se pone a cocinar, a lavar y atender a sus nietos Juan David y Selena, de 2 y 3 años, respectivamente.
SU MORADA
En su casita no huele bien, huele a pobreza. No hay comedor ni muebles, el único quemador de la estufa que sirve, ruge por el escape de gas, mientras en un pequeño caldero se cocina un poquito de arroz, el único alimento del día. Un televisor blanco y negro es el único entretenimiento de sus nietos. En un cuartito hay dos camitas juntas, con cajetas llenas de ropa, a modo de gavetas. María mete sus manos y a tientas elige las prendas que usarán los niños.
SUS DESEOS
Todo lo que ella desea en esta Navidad es un comedor "para poder sentarme a comer", y que alguien los ayude, aunque no temen al trabajo, porque después de 10 años recogiendo latas bajo la lluvia y el sol, nada los asusta. De hecho, está disponible para lavar, siempre que le paguen lo justo.
Sin embargo, hoy, Día de las Personas con Discapacidad, bien les caería su estufita, su televisor, su comedor y sus muebles, porque nunca falta una mano amiga que se extienda hacia el prójimo.
SOLOS
A esta pareja la ayuda un poco la Unión Nacional de Ciegos. Tiene 4 hijos, pero no recibe su apoyo.
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